Necrosis y Osteonecrosis de Cadera y Pelvis.

Testimonio: Osteonecrosis de cadera y pelvis por radioterapia.
Autora: María del Rosario Plaza Velasco.

 

Me llamo María del Rosario Plaza Velasco, nací en Madrid el 5 de junio de 1943.

Voy a escribirles todo el proceso que he tenido hasta la actualidad. No tuve ningún problema de enfermedad hasta el año 2004, cuando se me diagnostico un cáncer de bulba. Tras la cirugía recibí sesiones de Radio y Quimio (fue duro) pero lo superé. Hasta el 2014 tuve revisiones, analíticas, citologías, mamografías y tac.

El 2 de noviembre de 2014 me ingresaron de urgencia en un Hospital de Madrid. Anteriormente en septiembre ya no podía andar. Del Hospital, donde no me hicieron nada me derivaron a otro Hospital, y de allí a una residencia sin que hubiese mejora alguna.
Mis hijos fueron a ver al a mi oncólogo y este me empezó a tratar.
El cuadro era desalentador: varias escaras, destacando una en el coxis, muy preocupante, fue lo primero en solucionar.

Fue necesario una intervención de cirugía plástica donde me hicieron un colgajo. Cuando la escara por fin se hubo solucionado, conocí al Doctor Pablo Sanz Ruiz (la persona que hizo posible que escriba estas líneas y que pueda remitir esperanza y luz para muchos pacientes).

Me faltan palabras para expresar mi agradecimiento. Mi cuadro médico era «Necrosis» en la pelvis y cadera. Al principio estas palabras pasaban de un sitio a otro y cuando llegaban a mis oídos se traducían en ausencia total de huesos, éstos se habían descompuesto. El Doctor Pablo Ruiz Sanz dio el paso hacía adelante.

La primera operación fue el día 12 de noviembre, la segunda el 21 de enero de 2015. Ambas operaciones fueron satisfactorias se introdujeron implantes que sustituyeron toda la zona de la cadera y la pelvis y en las zonas superiores de ambos fémures.

Ambas operaciones para mi son algo extraordinario, no tiene una explicación hasta que no se ven las placas.

Después de la segunda operación, la recuperación fue buena. En febrero del 2015 me desplazaron a un centro para empezar la rehabilitación siempre bajo los atentos cuidados del Doctor Pablo Sanz Ruiz quien, en todo momento, dio las indicaciones precisas para la evolución.
Empecé la rehabilitación con un arnés en las paralelas (algo impensable). Iba al gimnasio todos los días y con el andador me he defendido y sigo haciéndolo. En diciembre de 2015 regresé a casa.

En casa, me manejo con el andador, me baño sola, voy al servicio, pero necesito ayudas (muletas) para caminar. Parece poco, pero es un mundo sabiendo que no había huesos y no se podía apoyar las piernas, no tenía ninguna autonomía y ahora puedo disponer de mi vida.

Todo esto (que es un mundo y una imposibilidad para muchos) es una realidad en mi día a día gracias a la buena obra de Pablo (la cercanía y el trato hace que nos tratemos mas que como Médico y paciente, es parte de mi vida) en su paso hacia la intervención quirúrgica.

Mi eterno agradecimiento al Doctor que hizo lo que otros no se atrevieron.

Gracias a esa decisión puedo relatar todo el proceso. Gracias, gracias por su humanidad, por su saber, desde un principio me explicó mi cuadro médico, debido a la Necrosis no había ningún hueso (pelvis cadera y ambas cabezas femorales descompuestas).

El panorama era desalentador, El fue muy franco, conciso, muy humano y cercano. Hablando con mis hijos les dijo: en casa se podrá defender (podrá andar), en la calle necesitará ayuda, y así ha sido.

Siempre nos atiende con una cercanía y cariño que a mi me eleva. Sigo haciendo paralelas y escalera, cosas que parecían imposibles, pero es verdad.

Cuando Pablo me conoció yo estaba encamada, no podía apoyar los pies en el suelo, con una grua me pasaban a la silla de ruedas, me tenían que lavar… Pablo es quién a conseguido estos logros. Si no le hubiera conocido no estaría en este mundo.

Que labor y que suerte caer en sus manos.

¡Gracias a Pablo por querer hacerse cargo de mi proceso!.

Comentario del Dr. Pablo Sanz, experto en cirugía protésica de cadera.

Muchas gracias Charo por tus palabras. Después de muchos años tratando pacientes con problemas complejos en sus caderas y rodillas, aun me sorprendo de la vitalidad y sobre todo de las ganas de vivir que nos demuestras siempre que no vemos.

Tal como has relatado, cuando nos conocimos Charo presentaba una situación muy complicada. Por un lado, tenia una osteonecrosis bilateral muy severa de ambas caderas como consecuencia de la radioterapia y quimioterapia que había recibido. Esto hacía muy complicado fijar cualquier tipo de prótesis a sus huesos.

A este problema había que añadir que, como consecuencia de la radioterapia, existía unas retracciones en varios tendones que complicaban aun más cualquier intervención. Si esto no fuera suficiente, el encamamiento prolongado que había sufrido, había empeorado aun más la calidad del hueso “sano” y había producido una atrofia muscular severa de toda la musculatura de las piernas.

Obsérvese la desaparición de ambas cabezas femorales, así como las fracturas de ambos acetábulos.

Imagen de las caderas de Rosario. Obsérvese la desaparición de ambas cabezas femorales, así como las fracturas de ambos acetábulos.

Tras explicarle a Charo las posibilidades quirúrgicas, lo que podía esperar de las cirugías, ambos hicimos un “trato”: Yo la operaba para intentar reconstruir sus caderas y que estas le permitieran caminar y ella pondría todo de su parte para recuperar toda la musculatura perdida.

A nivel quirúrgico más allá de la dificultad añadida que siempre presenta intervenir a un paciente con tejidos previamente radiados, (estos se fibrosan y dificultad cualquier cirugía) el mayor reto fue reconstruir unas caderas parcialmente inexistentes por la necrosis; y por otro lado conseguir que dicha reconstrucción sea duradera en el tiempo.

Era imprescindible, además, conseguir una adecuada fijación biológica (que el hueso de Charo creciera alrededor de la prótesis puesta).

Para conseguir salvar ambos problemas decidimos usar un sistema de reconstrucción de metal trabecular que debido a sus “especiales” propiedades mecánicas ha demostrado una capacidad de fijación excelente, incluso en huesos previamente radiado.

Además, la existencia de diferentes “cuñas” y “aumentos” dentro del propio sistema, nos permite reconstruir una articulación casi inexistente.

Ambas cirugías se realizaron con éxito consiguiendo el objetivo “pactado”, y como no podía ser de otra manera, Charo cumplió con su parte esforzándose cada día por recuperar su independencia, consiguiendo un resultado mucho mejor del que cualquiera de los dos teníamos en mente cuando nos conocimos.

Sin duda Charo es el mejor ejemplo de como un paciente con “ganas” de mejorar y recuperarse es capaz con un poco de ayuda conseguir la mayoría de sus metas.

Gracias Charo por recordarnos la fuerza de la voluntad y las ganas de mejorar y vivir.

A la derecha, imagen radiográfica tras reconstrucción ambas caderas.

Necrosis y Osteonecrosis de Cadera y Pelvis

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